Volviendo a casa


No había sido feliz, pero la suerte ya estaba echada. Un golfista le había dicho hacía sólo unos pocos días que estaba más cerca del hoyo que de la salida. Rumió por un rato ese recuerdo mientras miraba el río ancho y marrón. Los últimos años de vida, lejos de lo que mucha gente piensa, puede ser un período placentero. La certeza que ya nada tiene demasiado sentido brinda una suerte de indulto al sentimiento de culpa. Él estaba tranquilo, no había hecho nada demasiado trascendente pero tampoco había hecho el mal, mucho menos en forma intencionada.

Tomó un cigarrillo y lo llevó lentamente a la boca. ¿Qué le hacía una mancha más al tigre? Se recriminó no haber comprado antes un mechero como el que tenía en su mano, pero desdeñó rápidamente ese reproche minúsculo e innecesario. La edad trae muchos problemas pero también algo de sabiduría y él había aprendido a no preocuparse por lo irrelevante.

Pensó en sus mujeres, en todas con cariño. No sabía nada que era de sus vidas pero estaba seguro que estaban bien. Sentía que ellas también pensarían en él con parecido sentimiento. El tiempo es un tamiz que se encarga de dejar pasar lo accesorio y retener lo verdadero.

El sol se ocultaba con rapidez y el aire de junio enfriaba demasiado rápido su vieja osamenta. Decidió que era momento de regresar casa. Comenzó a caminar lentamente, ya no tenía ese paso firme que tantas veces le habían elogiado. Por un momento tuvo la sensación que su perro barbincho caminaba a su lado, pero eso era imposible, ellos se habían despedido hacía rato. Una punzada impiadosa lo traspasó de lado a lado, como cada vez que lo recordaba.


Comentarios

  1. Los años arrebatan, pero así mismo aportan esa serenidad o aceptación de lo que verdaderamente importa… Aquello que de alguna manera, sabes te acompañará hasta el final, como la sombra de aquellos pasos de un amigo fiel…

    Muy bueno y profundo, amigo.

    Bsoss, y feliz día.

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